sábado, 31 de mayo de 2014

Soy la letra pequeña que nadie lee antes de firmar





Soy una carta escrita a la mitad, 
con saliva en el borde del sobre y sin remitente.
Soy el sol en la esquinita de tus dibujos, 
el humo de la chimenea que le pintas a la casa, 
el escondite sin tener que contar.

Soy la naranja completa 
porque nunca he sabido partirme en dos.
Un corazón que se sonroja y late fuerte, 
una piel que se eriza, 
unos ojos que lloran y a veces sonríen.

Soy un abrazo sin segunda parte, 
un beso de buenas noches en la frente. 
Una canción que nunca se acaba 
porque siempre estás tarareando.

Soy intento, caída, tropiezo, y volver a empezar. 
Soy ganas que se desbordan de la piel.
Soy preguntas sin respuesta, viajes sin regreso, 
carreteras a medianoche, gritos en silencio y mensajes sin enviar; 
la estrella fugaz, la pestaña y la vela de tus deseos.

Desnudez en pleno invierno, flores de colores en verano, 
vestidos cortos en primavera y huellas en otoño. 
Soy la lluvia que golpea tu ventana, 
la mentira que se pinta de blanca, 
el insomnio a media noche. 

Soy más muros que puertas. 
Las ganas de volar sin saber aterrizar, 
la arena que le falta a tu tiempo. 
Los corazones en el espejo empañado, 
la sonrisa que adorna el desastre, 
la gota que pone al vaso medio lleno.

Soy página en blanco, libro sin final, 
poesía sin sentido, y cuadros sin pared. 
Soy ruta con dos caminos, 
soy a veces más presente que futuro.

Soy un piano de teclas negras, 
una melodía desafinada, 
el copo de nieve más bonito en una tarde de sol.

El miedo antes de saltar al vacío, 
la mordida antes del beso, 
la curva en medio de la espalda, 
la mano con que te tocas, 
la humedad entre las piernas, 
el deseo en plena madrugada, 
el recuerdo que te persigue aunque huyas lejos.

Soy más borrón que cuenta nueva, 
soy la cara y también la cruz de la moneda, 
el error que cometes mil veces 
y del que nunca aprendes, 
la promesa que no cumpliste, 
el sueño del que no despiertas; 
soy mi suerte, magia y destino. 
Soy más fragilidad que fortaleza.

Soy todo lo que borro, 
todo lo que escribo. 
Soy el pasado y cada paso que he vivido. 
Soy errores, soy comienzos y finales casi siempre felices.

domingo, 11 de mayo de 2014

Coincidencias.

Freud decía que las coincidencias no existen; que cuando nos topamos con alguien de casualidad
es porque ya lo habíamos visto antes con el rabillo del ojo
y lo dejamos pasar, pero se quedó ahí, en nuestro subconsciente
y no paramos hasta conseguirlo.
Quizás eso es lo que me pasa contigo,
tal vez en algún momento nos topamos sin darme cuenta,
quizás en otra vida o en un tiempo que no logro recordar;

y te has construido una casita en mi cabeza sin que yo lo sepa,
y sin que tú te enteres que vives allí.


El hecho es que quiero intentarte hasta que me salgas bien; 
y no sé si llamarte coincidencia, casualidad o destino,
lo que sé es que quiero seguir topándome contigo en el camino
hasta poder un día caminarlo contigo.