martes, 17 de marzo de 2015
Quimera
No importa
si después de tanto andar
todos los caminos no conducen a Roma
o no nos queda París al final de todo.
No importa
si sigues estando tú
y esa sonrisa
que es más refugio
que cualquier tienda de campaña
en mitad del bosque
y con un chaparrón de agua a tus espaldas.
Que es más incendio
que un millón de fogatas ardiendo juntas.
Ya lo había dicho, amor,
siempre sé lo que tengo
e igual lo acabo perdiendo.
Sé de tu sonrisa
de lo mucho que vales
de tus manías antes de irte a la cama.
Sé que odias despertar temprano
y que para ti un domingo no es domingo
sin fútbol y sin estar todo el día en la cama.
Sé todo lo que eres.
Sí.
Y sin embargo,
sé que te acabaré perdiendo.
No sé si por mí,
por ti
o por creer
que si te quiero lo suficiente
vas a quedarte.
Vaya tontería eso de reprochar
que damos tanto
y recibimos tan poco.
Pero siento que te he dado
más de lo que tenía
y aún así
no supiste entregarte
por completo.
Ya me lo habías advertido
no eres de los que se enamoran
y mucho menos de los que hacen promesas.
Pero qué sé yo,
yo soy de las que nunca lee las instrucciones
antes de abrir el empaque.
Soy de las que prefiere romper el envoltorio
e ir aprendiendo a la marcha.
Aunque luego duela.
Soy experta en
fabricar ilusiones
y me hecho un par
mientras te quedabas a dormir conmigo.
Pero ahora
he despertado de golpe
y sin alarma
o sin poder pedir cinco minutos más.
No te preocupes
tú no has roto nada
porque nunca
ofreciste nada.
He sido yo
que a punta de ilusiones
y unos cuantos reproches
me he hecho
otro par de grietas
en el lado izquierdo del pecho.
martes, 10 de marzo de 2015
Te quiero
Supongamos que si fueras libro
querría leerte en papel
doblarte las esquinas
subrayar mis partes favoritas
y quedarme dormida
con tus páginas sobre mi pecho.
Yo soy barco de papel
y tú ya has izado tu bandera pirata
en el lado derecho de mi corazón.
Eres el tesoro más bonito
que pueda encontrarse luego
de un naufragio.
Eres más bonito que cualquier otro
porque te he encontrado yo
y no he necesitado más mapa que tu voz.
Te he encontrado
y te tengo atado a mi muñeca izquierda,
como una niña que se ata un globo en el parque
esperando que esta vez no eche a volar.
Podría pecar de cursi
y decir que en tu boca
todas las palabras
suenan como una canción de los Stones
y aunque yo siempre haya sido más de Beatles
me pongo a bailar cuando te escucho.
Llevo contados los días
que he dormido junto a ti
las canciones que llevan tu nombre
la cantidad de poemas que te he escrito
el número de veces que has dicho
que amas mi sonrisa
y la distancia que hay
desde mi casa hasta tu puerta.
Desde ahora sé que el vértigo
no es el miedo a las alturas
sino el miedo
a mirar hacia arriba
y no toparme con tus pestañas.
Siempre
he sido más de perros
que de gatos
pero por ti saltaría sobre los tejados
como quien tiene siete vidas
y ojalá volverme a tropezar contigo
en cada una de ellas.
Te quiero
aunque me tiemble
la sonrisa
cada vez que te lo digo.
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